¡Bienvenidos A Todos!

Quiero daros la bienvenida a mi blog y también agradeceros por visitar, en verdad lo digo. Por favor tomad vuestro tiempo para leerlo. Me gustaría si tomarais tiempo para dejar un comentario, cumplido, etc. Disfrutad el blog, mi deseo para todos es que conozcan de Dios y se acerquen más a Él. Si deseáis contactarme, hacedlo con todo gusto...
Dios os bendiga amigos. :D

martes, 14 de diciembre de 2010

Bajo El Refugio De La Certeza

¿Habéis alguna vez sido decepcionados por falta de la certeza? Pues os quiero contar un cuento de una ardilla quien también apetecía la certeza para sus tres nueces.


Con los vientos soplando y levantando fuerzas; teniendo los rayos del sol tan sólo calentar ya poco, se acercaba el invierno y se despedía el otoño. Todas las criaturas de la arboleda se preparaban para los meses en que ya la temporada no sería cálida como antes. Los búhos acomodándose en los agujeros de los árboles con sus pequeños. Los vulpes también recolectaban a sus pequeños, escondiéndose debajo de la tierra para ser calentados y a salvos. Muchas de las aves se despedían de sus amigos, porque volarían al sur en los próximos días. Y los venados alegres brincaban de tronco a tronco de árboles caídos, pues a ellos les encanta el frío. Igual con los alces, se metían en las aguas para pescar y comerse pedazos de hierba dulce.


Pero como en cada mundo pequeño, siempre hay algo desequilibrado. He ahí en la arboleda había una ardilla quien no encontraba en donde enterrar sus nueces para el invierno. Porque habían otras ardillas y animales pequeños que cavaban para comida. Y ella no quería que sus nueces fuesen robadas, se quedaría sin comida para el invierno. Pues la ardilla se frustraba porque ningún lugar era seguro, intento cerca del río, pues la mayoría temían el agua; pero los peces grandes pudriesen comérselas.


«¿En dónde las escondo, en dónde las escondo?» se preguntaba en sí, volteando de lado a lado. «¿Podría ser en el campo? ¡No! porque el año pasado me las robaron los ratones.» Se arrimó a las pierdas y averiguó si era un sitio bueno, pero siempre decidió que no. Porque estaban las hormigas buscando comida por ahí y pudriese ocurrir que se llevasen las nueces. Fue al pasto, donde había arbustos pero allí estaban los conejitos comiendo de ellos: «¡Ay! pues todos los lugares están ocupados por los demás. No encuentro en donde enterrar mis nueces.» Y del árbol, el búho nada más observaba en cómo la ardilla batallaba. Llegó la ardilla al árbol en donde habitaba el búho y rendida, cayó exhausta. «¿Qué te pasa ardilla? ¿No puedes hallar un sitio en donde esconder tus nueces?» Y la ardilla no le dijo nada, pues ya estaba fastidiada. Y el búho tan amoroso y considerable le dijo a ella: «Si quieres, me las podrías encargar para cuidártelas para que no te las quiten.» Mas la ardilla no confiaba en él, le dijo: «No gracias.» y siguió con su jornada.


Encontró la ardilla un sendero en donde podría enterrar su primera nuez. E hizo tal cosa pero pasó un carromato y los caballos trotaron tan fuerte que aplastaron a la nuez en pedacitos.

La segunda nuez la enterró cerca de un árbol que tenía raíces gruesas. Y sobre el tiempo, las raíces se extendieron y se perdió la nuez entre ellas.


Volvió de nuevo en donde estaba el búho y éste dijo: «No fueron lugares seguros en donde enterraste a tus nueces.» y le explicó por qué. «¿Qué harás con la tercera?» Tristemente agachó la faz la ardilla, pues ya no le rendiría suficiente comida para el invierno. El búho luego descendió de su hogar al suelo para consolarla y le dijo: «Mira, confía en mí. Entrégame tu última nuez, yo la cuidaré. Y además, si quieres, también te hospedaré en mi propio nido. ¿Qué te parece?» Y así ocurrió, la ardilla acompañó al búho y al momento de entrar a su nido, vio un montón de nueces que el búho había recolectado hace un tiempo porque sabía que la ardilla las necesitaría. La ardilla no sabía que decir, lloró de alegría y le dijo: «Gracias Búho. En verdad no sé qué más decirte; gracias.» y le abrazó.


He ahí, la ardilla no solamente encontró un lugar seguro para sus nueces, sino también refugio para ella misma. El búho le enseñó a la ardilla que con él, ella siempre encontraría la certeza. Y que él la estaría cuidando de una distancia.


Escrito por: Ramiro Zamora Jr.

martes, 7 de diciembre de 2010

"La Búsqueda Del Corazoncito"


En los tiempos cuando domeñaba la paz y el acuerdo nació un corazoncito amoroso y boyante. era tan amable que hasta se podía decir que en sus palabras y hechos le latía el amor.

Bueno, como a cada corazón, tenía un objetivo en la vida...enamorarse. éste alegremente buscaba a otro corazoncito por ahí. estaba bien emocionado que decía en sí: «Mi novia será tan bella que la creación misma dirá, ‘dios mismo en verdad te ha hecho con sus propias manos.’»

Su aventura seguía con hallar a su amada. pero a la vez éste era distraído con situaciones de la vida. ayudaba a los que no podían por sí mismos. Ayudó a otro corazoncito recuperar a su perrito, regaba las plantas de sus amigos y vecinos, limpiaba los parques sucios. Éste era un corazoncito no solamente amoroso pero también afable. él andaba en su mundo ilusionándose en cómo sería su querida novia. cantaba Estas palabras afectuosas:

«Busco y busco, el amor lo encontraré.
El día En que te tenga, por siempre guardaré.
anhelo tus besos, El día llegarÁ.
Estar en mis brazos querrás pernoctar.
Mis Latidos dan, en vanos no lo son.
por ti yo siento una gran predilección.
en busca de ti, al fin te hallaré.
y éste lirismo a ti cantaré.»

entre más pensaba en su novia palpitaba más. Rebasaron las semanas y aún no encontraba a su amada. pero él no se desanimaba, porque descansaba en el camino y conocía más gente y era distraído. Pasaron los meses y ya le entraba la duda sólo un poco que ya su latidos no eran tan felices como antes. El corazoncito no se desesperaba, hacía la lucha en buscarla. y así pasó y así pasó el tiempo; los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses...en años. ÉL comenzaba a preguntarle a la creación si ha visto a su amor. fue con la cascada y le preguntó: «Disculpa, pero ¿no sabes donde podría encontrar a mi enamorada?»«Lo siento corazón. Pero yo puedo ser tu novia. no podrás obtenerme ni besarme. Pero nunca tendrás sed ni te faltará alimento.» El corazoncito le dio las gracias pero le dijo que no y continuó en su camino. Vio a unas rocas empalmadas a una altura diciéndose: «Tal vez ellas vieron a mi amada pasar.» Fue y preguntó: «¿Habéis visto a mi amada?» y una roca dijo: «Lo siento corazón. Pero yo puedo serla. No me puedo mover, ni puedo abrazarte. Pero sí me podrás besar.» él dijo que no, pero le dio las gracias.
y de nuevo continuó.

Sus días ya se hacían fríos aunque estaba el sol. y heladas eran sus noches. Ya no palpitaba como antes. tocaba de puerta a puerta preguntando si su amor había pasado por allí, pero todos dijeron que no. temblaba de lo frío que tenía y él solo se abrasaba. «si sólo tuviese a mi novia, ella podría calentarme. pero no es así.» Buscó a las cuatro esquinas del mundo por su amada, pero no la halló. Terminó en el continente frío, todo estaba solo, no había nadie. Puro fRío y hielo se hallaba.

Tanto que hizo la lucha el corazoncito amoroso a encontrar su amada, que no logró. ya sus latidos eran cortos y lentos. Lloró y sus lágrimas se hicieron hielo de lo fría que hacía. No llegó a cumplir su propósito. Se paró y se cristalizó.

cayó en las aguas y la cColor del textoorriente se lo llevó. Terminó en una isla y despertó en una casita hecho de palmas y bambú. Y ahí vio a un corazón bella y cariñosa. «¿Estás bien corazón?» ella le preguntó. «Sí. ¿Cómo me encontraste?» él le preguntó. «Mis latidos me guiaron hasta acá. Y llegué a éste sitio y me decían que me quedará aquí, que iba a hallar mi amor. Y ahora comprendo y aquí estás.»

«¿Te puedo cantar una canción?» Preguntó el corazoncito. «Sí.» Y le cantó:


«Busqué y busqué, y no te pude hallar.
pasaron tantos años que yo quería fallar.
aunque no estabas tú, llegó el día ya.
estás en mi presencia, y no me falta más.
mis latidos dan, existía tal razón.
me salvaste de lo mal, mi hermoso corazón.
fui en busca de ti, pero tú me encontraste.
comenzando desde hoy, por siempre quiero amarte.»


He ahí ambos cumplieron su misión...y ambos se enamoraron.


-Ramiro Zamora jr.

sábado, 27 de noviembre de 2010

VIVIR ES MORIR... ...PARA VIVIR

-Resumen de la serie...

1)Cristo vivió para morir- Romanos 5.1-11
2)Para que muramos al pecado.- Romanos 6.1-14
3)Para vivir conforme al Espíritu,- Romanos 8.1-27
4)Reconciliándonos con Dios.- Efesios 2.11-22
5)Dándonos una vida nueva- Efesios 4.17-32
6)Para ser hijos de luz.- Efesios 5:1-20
7)Llamados a una vida santa.-1 S. Pedro 1.13-25; 2.1-3
8)Y para ser participantes de la Naturaleza Divina de Dios.- 2 S. Pedro 1.3-15

domingo, 21 de noviembre de 2010

El Bosque De Las Almas Extraviadas

En tiempos antiguos había cuatro caballeros quienes viajaban regreso a España; pretendían llegar al castillo de los reyes a darles algunos reportajes. Mas ocurrió en la venida se enfrentaron a dos caminos para elegir.


En el lado izquierdo se encontraba un bosque radiante y amigable. En la derecha estaba un camino estrecho y angosto. Se veía demasiado traicionero, pues era rodeado por cerros montañosos. Y además los caballeros se pudriesen perder o morir con tan sólo que se cayese una roca por encima.


Entonces los caballeros decidieron cruzar el bosque. Antes que pudiesen tomar el primer paso al bosque, se les apareció una silueta ante ellos. La forma se convirtió en una elfa hermosa con un vestido tan blanco como la nieve. Y angustiadamente les dijo: «Alto. Soy la guardia de éste bosque maldecido y todo el que entrare a él jamás vuelve a ver sol en su vida. Estáis a punto de pasar al Bosque De Las Almas Extraviadas.» Sabiendo que iban a rechazar la sugerencia agregó: «Si deseáis continuar sin problema, seguid en el camino pedregoso.» Mas los caballeros no notaban amenaza alguna, asimismo habían quedado de acuerdo que no; le dijeron a ella la razón porqué. Ni modo de insistir, la elfa les dejó con su decisión sólida y se desapareció de su vista.


Avanzaron en su camino de aventura. Al momento de entrar al bosque, se volvió tenebroso y aterrador. Voltearon hacia atrás y se les ocultó la entrada del bosque. Lentamente montaban porque las tinieblas excedían. Al andar oían llantos de los espíritus vagando en tortura. Los caballos relinchaban por el susto que les daba. Sentían las almas subir por sus cuerpos y se sacudían para quitarlos.


Para que no se perdiesen, los caballeros marcaban una equis en los árboles con sus espadas, así sabían por dónde ya habían pasado. Entre más tiempo duraban en el bosque más se desesperaban. Seguían rectamente marcando árboles y finalmente salieron del bosque sanos y completos. Se volvió a aparecer aquélla elfa y se inclinó a ellos felicitándoles; ya que nadie jamás había sobrevivido tal prueba. «Y porque habéis vencido el bosque os concederé a cada quien de vosotros un deseo que tengáis en vuestro corazón.» El caballero mayor exigió ser el mejor espadachín que haya existido. El segundo caballero pidió tener una espada más forzuda que la Excalibur. El tercer caballero pidió una armadura impenetrable e incorruptible que hasta pudiese soportar magia de brujas y magos. El cuarto y menor caballero humildemente solicitó la sabiduría en cómo vencer todo el mal, pues él era torpe y fue el que más se perdía en el bosque. Y pesadamente la elfa chasqueó sus dedos y el deseo se realizó. Los caballeros se fueron más que contentos. Sin saber que ellos se habían ido con una maldición del bosque.


El primer caballero venció los espadachines más poderosos y se glorificaba éste. Hasta que llegó una noche, un espíritu maligno se le metió y le poseyó. Tan loco se volvió que tomó su espada y él mismo se decapitó. Y por haber estado maldecido, su alma volvió al Bosque De Las Almas Extraviadas para vagar para siempre. El segundo caballero que poseía la espada también vencía a muchos. Mas no era el mejor espadachín, y por no serlo, poco duró su vida como caballero e igualmente su alma fue al bosque. El tercer caballero obtuvo una vida un poco más larga pues tenía puesta su armadura. Pero hubo un tiempo en que se la quitó para descansar y por detrás le apuñalaron diez veces hasta la muerte. Su alma también fue arrastrada al bosque horripilante. El caballero menor quien era sabio y listo ya presentía su muerte. Además sospechaba de dónde recibieron muerte sus compañeros. Entonces agarró la espada y la armadura que había guardado y fue a visitar la elfa.


La vio de distancia que estaba en el bosque riéndose malvadamente. «¡Ja ja ja ja! Entra si tienes la valentía de hacerlo.» Y éste se preguntaba en sí: «¡Ay! ¿Por qué no pedí la valentía?» Pero entró y se enfrentó con ella y la elfa mostró su forma verdadera. Era una bruja fea, horrible y poderosa. Ambos combatieron un duelo, ella era una bruja receptora que recibía energía de las almas que tenía atrapadas. Luego ella le voló la espada a una distancia. De nuevo chasqueó sus dedos para deshacerse de la armadura, mas resistió la magia. Se enojó tanto que dijo todo hechizo que sabía, ni aún así, el caballero se mantuvo en buena condición. Mientras ella hacía todo lo posible, el caballero buscaba en dónde estaba la espada. Fue a obtenerla cuando la vio y la bruja también detrás de ambos. El caballero la alcanzó y la abrazó con su armadura; así no le afectaba los hechizos a la espada. Y cuando llegó en frente de ella dijo: «¡Esto es para mis compañeros!» Y se la encajó en su vientre y murió. Entraron los rayos del sol al bosque, ya no era tenebroso. Y las almas que estaban atrapadas; fueron libertadas de la maldición. Se aparecieron los espíritus de sus compañeros dándole las gracias.


Regresó a casa, y éste caballero fue el más poderoso, armado y sabio que había vivido en esos tiempos.


Escrito por: Ramiro Zamora Jr.


jueves, 11 de noviembre de 2010

"Actinomorfas En Peligro"

Había un jardinero que atendía su jardín.

Germinaban flores hermosas que no tenían fin.

Alegre estaba él, pues aroma por do’quier.

Pero había un detalle que no debió de ser.


Brotaban rosas

de colores brillantes,

que iluminaban vida y gozo.

Tubulosas moradas eran bastantes,

porque abundaba el amor del sol.


Escondidas en las sombras para refrescar,

las Camelias tiernas son y frágiles también.

Tallos leñosos de pétalos blancos alcanzar,

resaltaban Margaritas en el edén.


En especial se encontraba una flor,

espléndida por tener la simetría radial.

Cerca de la zarza crecía en dolor,

luchando por la vida, le llegaba todo el mal.


«¡Nos ahorcan los espinos,

nos ahorcan al morir.

No podemos tanto,

tampoco resistir!


¿Dónde está el floricultor?

¿por qué no viene él?

¡O si no, ayudadnos compañeros,

con éste enemigo cruel!»


Intentó una rosa a ayudar,

pues espinas también posee.

Mas demasiadas pequeñas eran,

que la zarza tuvo algo que comer.

Las Acampanadas sonaron a auxiliar,

a ver si oían los demás.

Vinieron otras flores para paliar,

la angustia de las Actinomorfas.


Vino un Hibisco y golpeó al espino,

con su trompeta y con viveza.

Ni aún así dejó de ser malo, no.

Más bien, se enredaba más la zarza.


«¡Nos ahorcan los espinos,

nos ahorcan al morir.

Quedan pocas de nosotras,

un poco más y dejaremos de existir!


¡Hay viene el jardinero!

Viene corriendo en veloz.

¿Por qué usa sus manos,

para arrancar a los espinos?»


Sangrando por las heridas, fatal fue el dolor.

Pero así fue cómo el jardinero las salvó.


Multiplicadas fueron las Actinomorfas,

que tomaron el lugar.

Donde antes la zarza se hallaba,

y para siempre dejó de rasgar.





-Ramiro Zamora Jr.

martes, 9 de noviembre de 2010

«Los Cántaros Potrosos"

Hace mucho tiempo en una tierra lejana, sucedía con aquélla patria involucrarse en batallas y triunfaba. Pero llegó el tiempo en que ése país fue vencido y vino el rival a invadir su territorio. El pueblo fue destrozado por haber perdido la libertad que antes poseía. Al pueblo se le había desfallecido la esperanza, materiales y valores.

En aquél pueblo habitaba un alfarero llamado Amancio, ya señor, que solía crear cántaros de distintos tamaños y diseños. Los que habitaban en el pueblo no veían provecho alguno, pues no les ayudaba en sus crisis.


Vino Dios en el sueño del alfarero diciéndole: «Harás un cántaro de cuarenta litros para cada familia. Por fuera de él, pintarás un diseño que represente lo que escasea en sus hogares. Yo le proveeré vino fino al cántaro y lo reposarán debajo de sus mesas. Mientras tomen una copa por día; abundará lo que necesiten.»


Al día siguiente hizo lo que Dios le había dicho. Fue de casa a casa para a averiguar lo que cada familia necesitaba. Algunos tenían miedo de salir a las calles. Miraba que muchos estaban desalentados, otros habían dejado de ser unánimes entre la familia. Hasta vio que a unos se les murió un bebé y ya no había felicidad. Con la lista hecha, regresó a su casa para comenzar a moldear.


A un cántaro dibujó montañas que simbolizaba la valentía, de no dejarse ser vencido por algo gigante. En otro pintó el mar, que significaba la fuerza que posee sus olas. En unos de ellos, pintó dos guacamayas apoyándose figurando la lealtad. Para los que estaban en necesidad de ánimo, pintó palomas volando hacia el cielo. Para los que estaban desunidos, pintó el sol y la luna bajo el mismo cielo; implicando que era difícil tener ambos esferas al mismo tiempo mas no imposible. Y para los que estaban en luto, pintó las nubes con rayos del sol saliendo de ellas, diciendo que había esperanza para aquellos que habían fallecido.


El alfarero duró tres meses para hacer los cántaros. Durante ese tiempo iba a cada hogar para hablarles a las familias de lo que Dios le había compartido. «Si queréis ser libertados de la mano de nuestro enemigo, vendré a traeros vuestros cántaros.» Algunos de las familias creyeron y lamentablemente algunos no, sin embargo con tal de embriagarse determinaron aceptar. Uno por uno se les fue dado el cántaro en sus hogares. Algunos obedecieron, hicieron tal cómo el alfarero especificó. Y los que no, cada día estaban embriagados y malgastaban el vino fino.


Dios le proveyó materiales, comida a los que hacían lo correcto. Y a los que no, ellos se quedaron aún en necesidad y empeoraron. Dios de nuevo vino al alfarero y le dijo: «Amancio, escucha bien. Cuando todo el pueblo termine de tomar el vino fino, todos recuperarán lo que se había perdido. Los cántaros ya no serán útiles, sólo quedarán como símbolo de lo que Yo he hecho. Y el pueblo se levantará contra los invasores y los vencerán.»


A los días siguientes la gente recuperó su fuerza, valentía, ánimo, felicidad, lealtad y la esperanza. Entonces salió todo el pueblo a pelear contra los enemigos. Vencieron muchos y pocos no, pues estaban demasiados borrachos para defenderse y murieron.

Dios les ayudó con su mano para vencer y para recuperar la libertad de ellos. Desde entonces, todos le dieron gracias a Dios por haber usado el talento del alfarero que todos habían pensado que era inútil.


Dios se manifestó en algo simple para revelar algo grande.


Escrito por: Ramiro Zamora Jr.


lunes, 8 de noviembre de 2010

Retiro Misionero de México

Como cada año; tenemos un retiro misionero para los que son misioneros en la República Mexicana. Éste año nos tocó ir a Ixtapa, Guerrero por tres días y tres noches. Del noviembre 3 al 6 nos reunimos para compartir las noticias del trabajo que se está realizando en México. Fueron misioneros de Cuernavaca, La Ciudad de México, Morelia, Guadalajara, Lázaro Cárdenas, León y otros más. En total éramos unos 25 misioneros. ¡Alabad a Dios por Su mano en obra en el país mexicano! Cada mañana teníamos una lección y discurso; dirigido por el hermano Samuel González. Después, teníamos tiempo para convivir con los unos y los otros. Y a las 7 p.m. también nos reuníamos para tener una devoción.

El retiro misionero fue un éxito, gracias a Dios. Y el próximo año León estará encargado en realizar el retiro. Por favor orad por la labor que se está tomando en México. Salí animado del retiro y me alenté en el sentido que tenemos un propósito, y ese propósito es traer Cristo a todos. ¡Amén! Dios os bendiga.

sábado, 30 de octubre de 2010

"El Rompecabezas Incompleto"

Aconteció una vez en la tierra estaban reunidas algunas virtudes. Y a larga distancia ellas veían todos los sentimientos. Las virtudes notaban que faltaba algo porque había un gran desorden en aquel extremo de la tierra. Sabiduría entonces sugirió: «Si nos uniéremos con los sentimientos, podríamos descubrir qué es lo que carece. ¡Vamos! ¡Encontrad a vuestra pareja!» Y así pasó, las virtudes cruzaron al otro lado en donde convivían los sentimientos.


Compañerismo caminaba por una feria y vio que Soledad montaba los caballos del carrusel tristemente. Se acercó a ella y le preguntó: «¿Por qué estás sola?»«Porque tengo nada que ofrecer y es mejor estar sola en vez de no proveer.» Compañerismo preguntó si pudiese acompañarla, ella dijo que sí. Soledad ya no se sentía sola como antes, de ahí ambos establecieron una relación y se hicieron en Amistad.


Perseverancia fue a un huerto que estaba muriendo por falta de lluvia. He ahí, se encontró con Afligido. Él estaba preocupado porque moría su jardinería. «Espera, ten paciencia. Ya verás que Dios enviará lluvia para que reverdezca.» ella le dijo. Perseverancia esperó ahí con Afligido hasta que lloviese y así pasó; después de cien años llovió constantemente que creció el huerto a una selva. Afligido le dio gracias a Perseverancia por haber esperado con él; y de ahí resultó Triunfo.


Bondad se paseaba por las praderas que brotaban con diferente tipo de flores. Vio que Odio las arrancaba y las pisoteaba amargadamente. «¿Por qué haces tal cosa?» le preguntó. «Porque yo no soy igual de hermoso que éstas flores.» él respondió aventándole las flores a la cara a Bondad. Mas ella no le pagaba con la misma moneda, ella seguía igual de amable con Odio. Y Odio continuaba con sus maltratos a Bondad. «Tal vez pienses que no eres exteriormente hermoso, pero tu corazón sí lo es.» ella le dijo. Sorprendido él estaba, que hasta dejó de ser grosero. Bondad se acercó a Odio y le besó y vino Amor.


Abnegación decidió buscar en las nubes para hablase con Soberbia y vaya que le costó trabajo trepar las montañas para llegar a ella. «¿Qué haces acá arriba? ¿Que no ves que yo soy la única que debiese ser la más enaltecida?» reclamó Soberbia. «Vengo a conocerte, me pareces interesante. Anda, platiquemos.» dijo Abnegación. Ella le dijo que era mejor que los demás porque nadie más sabía subir a las nubes tan fácil como ella. «Cuando haya un viento fuerte y veloz, cierra tus ojos y salta con todo tu ser. Así es como llegas a las nubes.» decía jactándose. «Es cierto. Por eso tú eres mejor, porque sabes algo que los demás no.» Abnegación le dijo. Soberbia jamás había oído que alguien más le dijese tal cosa y mucho menos que estuviese interesada en ella. Ella deseaba ser como Abnegación y le dijo cómo. Después ambos descendieron con los demás para compartir el secreto y había Humildad.


Moralidad veía que algunos vicios salían satisfechos de una cueva. Los vicios cuchicheaban el nombre de Deshonra; entonces ella entró pretendiendo a alcanzarla. Moralidad se enfrentó con Deshonra desnuda y vio que no solamente despreciaba la vida, sino ella misma no se valoraba. Tenía cicatrices y moretones por todo su cuerpo y alma. «¿Por qué tienes tantas heridas?» ella le preguntó. «Porque yo soy la dueña de mí misma y nadie más. ¡Además puedo hacer lo que sea!» ella gritó. Moralidad le mostró que había cosas mejores, le enseñó que su cuerpo era un tesoro que debiese cuidar. Le contó que su quebrantamiento tenía restauración, ella podía ser rejuvenecida. Tantas palabras bonitas que Deshonra oyó que abrazó a su nueva amiga verdadera. Ella se convirtió en Dignidad, teniendo respeto y mérito para ella misma y para los demás.


Así fue el trabajo para las virtudes, a unirse con los sentimientos para que hubiesen más virtudes. Y así las virtudes corregían a los vicios. Prudencia vino a Maldad y de allí salió Cortesía. Integridad fue con Deshonestidad y le enseñó que siendo sincero puede llegar a ser Noble. Consuelo se sentó junto a una fuente con Perdición y él le dijo que pudiese encontrar el camino recto con examinándose ella misma. Así ella ya no estaría perdida, sino ella sería Fortaleza para otros.


Todas las virtudes entonces se volvieron a reunir en el valle más amplio. Todos se agarraron de las manos haciendo un círculo grandioso y hallaron lo que carecía...


...comienza con la letra «A» y termina con la letra «A». Así es, juntos vivieron en Armonía.


Escrito por: Ramiro Zamora Jr.


«No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.» ~Romanos 12.21 (RVR60)


miércoles, 27 de octubre de 2010

"El Viento Cuidador"


Por las tardes salía una niña llamada Florecita a jugar con su bufanda. Ella brincaba por el prado y se paraba a olfatear las rosas. La parte favorita de Florecita era cuando soplaba fuerte el viento, porque ahí era cuando ella corría con la bufanda agarrándola con su mano como si fuese un papalote.


Una tarde cuando Florecita estaba jugando con su bufanda se tropezó con una piedra, lastimándose el pie y el viento llevándose la bufanda. Florecita iba detrás de ella, mas se alejaba más. Por fin, la bufanda ya no se veía por lo lejos que estaba. Florecita se dirigía a la casa descorazonada y mientras ella caminaba a la casa, le preguntó una voz: «¿Adónde te diriges? ¿No quieres seguir jugando?» Florecita le respondió a la voz: «No puedo porque no tengo mi bufanda.» Ella preguntó de dónde venía tal voz. Y la voz dijo: «Vengo de los confines de la tierra. Me extiendo desde el oeste al este.» Mientras hablaba la voz, Florecita examinaba la naturaleza. Veía que los árboles se mesaban y las flores del prado se inclinaban cada vez que hablaba aquélla voz. «¿Eres el árbol?» preguntó Florecita. «No,» «¿Eres las flores en el campo?» «Tampoco,» «¿Eres el viento?» «Sí, lo soy.»


«¿De dónde vienes viento?» le preguntó Florecita. «Vengo de las cuatro esquinas de la tierra. Nadie me puede ver, mas siempre estoy ahí. Le doy vida a la creación y la creación proclama que existo.» Florecita no comprendía totalmente como funcionaba el viento, mas sí se asombraba de lo que ella oía. Dijo al viento que su bufanda se había perdido y que jamás podría divertirse.


Mas el viento le dijo que no se preocupara, porque ahorita sólo era cosa sin importancia. «Súbete al columpio que cuelga del árbol,» «Pero tengo mi pie lastimado y además no sé como columpiarme.» «Tampoco te preocupes, yo lo haré por ti.» Se subió e hizo eso el viento, volvió a sonreír Florecita. Así fue como Florecita pasaba sus días alegremente con el viento.


Los años se avanzaron y Florecita llegó a ser una joven. Ella fue distraída con otras cosas de la vida. Ya no se columpiaba, sino salía con amistades equivocadas. Al fin, ella acababa con golpes de su novio. Pero aún así, Florecita continuaba con la vida. Y pasaron más los años y se casó. Fea se convirtió la vida para ella, era lastimada, menospreciada por aquél hombre. Florecita no encontraba como salir de su dolor.


Se iban los años y murió el marido cruel, dejando a Florecita ya anciana y sola, bueno, eso pensaba ella. Dentro de esos años, Florecita terminó con un pie irrecuperable por los daños que el marido le hizo. Se arrimó a la ventana y vio como aún siendo otoño era el día bonito y se dio cuenta que se columpiaba el columpio viejo. Se sentó en el columpio y comenzó a columpiarse lentamente y vino aquélla voz: «Ha sido mucho tiempo Florecita.» «Sí.» ella respondió. Florecita se desahogó, contándole que cómo le había tratado la vida y que estaba arrepentida por haber olvidado al viento. Luego dijo el viento: «Pero yo no. Siempre he estado contigo.»


Ambos se llevaron todo el día platicando acerca de como el invierno se acercaba. En eso Florecita dijo temblando: «Está comenzando a hacer frío.» Vino un viento leve por detrás de ella y reposó algo suave y cálido en sus hombros. Se fijó y notó que era su bufanda que había perdido hace muchos años.


Y dijo el viento: «¡Ah! y siempre cuido de ti.»


Escrito por: Ramiro Zamora Gasca Jr.